El post no trata acerca de un staff poblado con los mejores profesionales de las historietas. Tampoco del ego artístico. Se trata de otro tipo de vanidad: el orgullo deportivo.
A fines de los setenta, una serie de circunstancias hicieron posible la aparición de un gran equipo de fútbol. En aquel entonces, quien escribe estas líneas trabajaba dentro de las oficinas de Ediciones Record. Allí tenía como compañero, entre otros, a Miguel Repiso. En los tableros, Miguel diagramaba y diseñaba las revistas y, además, iniciaba sus primeros pasos como humorista.
Todavía recuerdo su alegría cuando Ediciones de la Urraca aprobó su primera página. Era "El recepcionista de arriba", y la historia relataba la muerte de Isidoro Cañones. Miguel firmó aquél, y todos sus trabajos posteriores, con el seudónimo de Rep.
Junto a Miguel, Pablo Repetti y Roberto se encargaban de la gráfica de Skorpio, Tit Bits, Pif Paf y Corto Maltés, todos coordinados por Juan Zanotto.
En ese entonces yo comenzaba mis primeros pasos en la Editorial Columba. Los contactos que teníamos en común entre Ediciones de la Urraca y Columba hicieron posible uno de los grandes duelos deportivos de las décadas pasadas

Nuestro equipo estaba formado, entre otros, por: Armando Fernández, José Massaroli, Rubén Meriggi, Patricio Merlo (del depósito de revistas en Virrey Ceballos), Manuel Perez (de contaduría) y, en el arco, el autor de este post.
José Massaroli, un central rústico.
Claro antecesor de Eber Ludueña. Traumatólogos y radiólogos agradecían
por su continua provisión de pacientes.
Las huestes de Humor formaban con Fortín, Almeida, Miguel Rep, Peni y personal de Ediciones de la Urraca.
Miguel Rep, un nueve sin puntería. La foto es actual, casi no quedan rastros del centrodelantero que fue.
Peni,
casi irreconocible hoy. En aquél entonces deambulaba por el campo de
juego sin encontrar su posición. Todavía la sigue buscando.
Todo comenzó con unos picados informales en los bosques de Palermo. Al principio, los cotejos eran disputados entre humoristas e historietistas. No recuerdo cuando surgió el reto formal pero, al cabo de unos meses comenzaría una larga serie de partidos entre las dos editoriales.
De algún modo, los partidos eran “oficiales”. Dentro de Columba, en el segundo y el quinto piso, nos permitieron pegar afiches alusivos a los cotejos. En las fechas de entrega íbamos de un piso al otro en un esfuerzo por reclutar jugadores.
Si bien existía rivalidad entre las publicaciones, y mordacidad en la crítica hacia las revistas de Columba, nada de eso se reflejaba en los encuentros. Por el contrario, la gente de la Urraca siempre exhibió una hidalguía y compañerismo dignas de elogio.
Entre los partidos más recordados está el que disputamos en Parque Sarmiento. Allí, con un pañuelo de cuatro puntas anudado a su cabeza, se lució Ernesto García Seijas. El autor de Helena, un volante veloz y preciso, despotricaba porque sus centros eran desperdiciados sistemáticamente por nuestros delanteros.Al costado de la raya de cal, el personal de Columba que no participaba del encuentro, alentaba a sus jugadores. Entre todos se destacaba Ana María Lameiro, la secretaria de Editorial.
En los cotejos posteriores se sumaron a la hinchada Mandrafina, Marchionne, Enio, y muchos artistas más.
Humildemente, podemos decir que siempre triunfamos. Hum®r nunca nos ganó un partido.
Un par de décadas después, una nueva generación de historietistas pretendió alzarse con los laureles conquistados. Fue así que, mediante mails y llamados telefónicos, la gente de La Productora, con Cristian Mallea y Jock a la cabeza, desafió al equipo de las estrellas.
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El Staff de La Productora, en un autoretrato actual |
Varios de los antiguos miembros habían colgado los botines y fue necesario convocar reemplazantes que estuvieran a la altura de las circunstancias. Horacio Lalia, Sergio Ibáñez y Marcelo Ciconne fueron de la partida y demostraron lo acertado de la elección. Partido, revancha y bueno, fueron ganados por el equipo de las estrellas. Cansados de morder el polvo de la derrota, los miembros de La Productora jamás volvieron a llamar.

Los cotejos se disputaron en canchas ubicadas en la avenida Corrientes, entre Riobamba y Ayacucho, a la vuelta de lo que fue Editorial Columba. Fue raro pasar por allí a la noche. Para quienes no la conocieron, estas son las puertas de la editorial:
La rotura del talón de Aquiles de Sergio Ibañez suspendió por un tiempo las actuaciones del equipo. Hoy, con Sergio totalmente repuesto, el equipo está listo para nuevos desafíos